PEÑA NIETO Y UN TRISTE 2017

¿Qué nos deja el gobierno de Enrique Peña, al finalizar este año?

Haciendo un balance general, antes de que concluya un año más de gobierno priísta, obtenemos resultados deplorables y un pronóstico triste y por demás preocupante para el próximo 2017; las Reformas Estructurales que se pretendía fueran cimiento para el repunte de una economía mexicana de por si escuálida, no cuajaron en este 2016, pese a los esfuerzos desesperados de la administración en turno por implementarlas a cualquier costo. El precio actual del barril de petróleo hechó por tierra los sueños neoliberales del Prianismo; ese precio seguirá siendo bajo por muchos años y por lo tanto, la Reforma Energética se dio en el peor momento posible, dado que el interés inicial de los inversores se deterioró ante el nuevo panorama mundial; vendimos recursos estratégicos por mucho menos de lo que habían considerado nuestros estrategas del Pacto PRIANRD. Hoy somos importadores de gasolina, comenzamos a padecer desabasto en algunas zonas del país, el gobierno se hace a un lado en el control del precio del combustible y se avecina por lo mismo, una escalada en el precio de la gasolina que afectará para mal el nivel de vida de la mayoría de los mexicanos. La Reforma Energética solo dará beneficios significativos a empresas extranjeras; aquí solo se crearán empleos de salario mediocre, no tendremos nuevas refinerías y por lo tanto, seguiremos importando una gasolina que se refinará de nuestro mismo petróleo. De risa.

La Reforma Educativa, es otro de los fracasos del gobierno de Peña Nieto; a la fecha, lo único que ha producido en México ha sido sangre; sangre de maestros y de opositores a un modelo de educación que solo contempla la burocratización y el control perverso del aparato administrativo, a través de evaluaciones mañosas que permitan al Estado mantener en nómina a profesores incondicionales y dóciles y dejar sin empleo a los maestros que no comulguen con la política social y educativa del régimen. Hay que recordar que la Reforma Educativa va de la mano con las demás Reformas: se necesitan nuevas generaciones de obreros calificados que cumplan empeñosamente con su deber (producir), sin tener conciencia de clase, sin contar con la cultura general suficiente para organizarse y reclamar sus derechos naturales y de trabajadores; se requiere (pues eso se ofreció al capital extranjero), mano de obra barata, dócil y sin capacidad de organización y de protesta. Por eso esta deplorable Reforma Educativa, deja casi fuera de su contenido las asignaturas de Lectura, Educación Artística, Historia y Civismo; se desean trabajadores sin identidad nacional, simples operadores semi-calificados que realicen funciones simples en las fábricas e industrias del capital nacional y foráneo; la educación hoy en día, no es para formar ciudadanos íntegros, informados y críticos ante el mundo y su realidad: está diseñada para producir nuevas generaciones de Peña Nietos, con menos de tres libros leídos en la vida, dóciles, serviles y disciplinados ante las órdenes que les dictan los dueños del Capital. Ese es el futuro en México para las nuevas generaciones, de acuerdo a la política educativa aprobada e impulsada por el PRIANRD. 2017 será el año en que termine de implementarse este adefesio pseudo-educativo, según promesa del nefasto y criminal Aurelio Nuño.

La Reforma en Seguridad va por el mismo rumbo. La violencia, la delincuencia, la criminalidad en el país se siguen incrementando lenta pero significativamente dentro de todo el territorio nacional; todos sabemos que la corrupción es el cáncer que mina íntegramente al aparato de impartición de Justicia; ahí están involucrados desde el presidente de la República, hasta el más insignificante de los policía municipales; los delincuentes operan impunemente a lo largo y ancho del país, porque las autoridades están involucradas en el negocio, ya sea en calidad de cómplices u operando para proteger e impulsar a determinados grupos del crimen organizado. Hay dinero sucio en campañas políticas; hay narco-políticos, narco-policías, narco-militares, narco- ministeriales, narco-jueces. La estrategia de sacar al Ejército y a la Marina a las calles para cumplir labores de policías de nada ha servido y por el contrario, las violaciones a los derechos humanos se han incrementado considerablemente, a raíz de los operativos militares. La Reforma en Seguridad que hoy promueve el gobierno del PRIANRD, implica dar más facultades a los militares, para que puedan operar a discreción en todo el territorio nacional, sin tener la preocupación de enfrentar reclamos por violaciones a las garantías individuales, o por las muertes colaterales que se desprendan de la acción letal de estos operativos; lo hemos dicho anteriormente: el soldado no investiga, solo sabe cumplir órdenes y su lugar natural no es la calle, sino el cuartel. 2017 será crucial para conocer el tipo de sistema de seguridad que diseñará el gobierno de Enrique Peña: el que mantiene al ejército en las calles, ya facultado para aprehender, allanar, golpear o disparar sin temor a las consecuencias y que no traerá mayores beneficios al país, o el que reclama la sociedad mexicana, que tiene que ver con la discusión y aprobación del Modelo de Mando Mixto, que prevé la cooperación de policías municipales y estatales, homologación de tareas policiales en los tres niveles de gobierno, servicio de carrera y prestaciones de seguridad social para los elementos de las distintas corporaciones; el que apuesta por el rediseño del accionar de los Ministerios Públicos, con una profunda limpieza en los mismos, a fin de que las averiguaciones previas se integren adecuadamente para su presentación ante un juez; el que apuesta por la cero corrupción e impunidad. Sería esperar demasiado de los Reyes Magos, si creemos que el PRIANRD y Peña Nieto se decidirán por la vía difícil, pero sana, de la reestructuración general del aparato de Justicia mexicano; más bien debemos prepararnos para la militarización inminente del país, con la pérdida de garantías y derechos individuales que esto significa. El año entrante, puede ser el que marque el inicio de la dictadura disfrazada que nos preparan nuestros políticos neoliberales, siguiendo la línea que se dicta desde Estados Unidos, donde el interés es establecer condiciones de paz y gobernabilidad en México, a cualquier costo, que den seguridad total al capital extranjero; la seguridad de los mexicanos no interesa.

En unos días más, Enrique Peña Nieto dará su mensaje tradicional de año nuevo; en él nos pintará nuevamente el México sólido, fuerte y confiado que solo existe en su imaginación; nos pedirá unidad, fe y confianza en el gobierno que encabeza, para alcanzar unas metas inexistentes y disfrutar de unos beneficios que nunca llegarán, al menos mientras el país sea gobernado por el PRIANRD y sus satélites. Tratará de envolvernos con una retórica caduca, sin contenido, falsa y que en nada se corresponde con la realidad que vivimos a diario cada uno de nosotros; cada quien sabrá si se deja engañar nuevamente por su discurso. Lo único cierto es que 2017 no es un año que prometa mucho: habrá gasolinazos permanentes, habrá incremento de precios, habrá desempleo, continuará la violencia en las calles y comunidades del país. Habrá muchas cosas negativas, pero también es factible que se abran otras posibilidades: habrá elecciones locales en varios Estados. Ahí es donde de manera pacífica, cada ciudadano puede decidir si continua brindando su apoyo a un proyecto de nación que ha demostrado su total fracaso en todas sus áreas de gobierno, o si resulta indispensable un giro de timón apoyando un modelo diferente que garantice el bienestar social, la educación de calidad, la protección del patrimonio nacional y termine de una vez por todas con la oscura Era de Corrupción e Impunidad que hemos padecido los mexicanos, gracias a las catastróficas políticas impulsadas por los gobiernos del PRIANRD. 2017 puede marcar el inicio del cambio que deberá completarse en las elecciones federales del 2018. Hay que estar preparados para soportar los últimos coletazos del dinosaurio moribundo, pero también preparar las condiciones para el cambio que todos los mexicanos nos merecemos y que puede ser una realidad si nos decidimos a trabajar para alcanzarlo. En nuestras manos está, si no escuchamos nuevamente el canto de las sirenas que nos está preparando Enrique Peña Nieto, para embaucarnos con un futuro promisorio que solo existe en su imaginación.

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