LA LUCHA POR EL 2018

En una reciente entrevista para Grupo Reforma, Lorenzo Córdova, consejero general del INE, manifestó que el proceso electoral rumbo al 2018, inicia oficialmente la primera semana de septiembre de este año; es decir, estamos aproximadamente a dos meses de que la maquinaria política en el país, se mueva con todo el impulso de que es capaz cada fuerza política, órgano electoral, gobiernos federal y estatal, para enfrentar con todo a la elección más grande e importante que registra la historia del México contemporáneo.

Son treinta procesos electorales locales, en los que estarán en disputa nueve gubernaturas en el país, además de la elección federal para designar al siguiente presidente de la República, así como para la recomposición de fuerzas en el Congreso de la Unión.

El reto es enorme para todos; se trata de un acontecimiento nacional que obliga a la participación colectiva de los ciudadanos, para definir el tipo de país en que deseamos se convierta México, a partir de los resultados obtenidos en esa jornada electoral.

Las elecciones del 2018 pueden convertirse en el parte-aguas, que divida al México corrupto, violento, criminal, impune y servil a los intereses extranjeros, de la nación sana y prospera que todos esperamos.

El 14 de julio próximo, el INE entregará al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el informe sobre gastos de campaña de los partidos políticos participantes en la jornada electoral del 4 de junio pasado; ahí se especificará si existieron elementos probatorios suficientes, para determinar que existió rebase en los topes de gastos de campaña, por parte de algún partido político, por más de un cinco por ciento arriba de lo establecido; también se informará si la diferencia entre primero y segundo lugar en alguna contienda, es menos al cinco por ciento en votos. Si estos supuestos se dan, los Tribunales competentes deberán declarar nulas esas elecciones y abrir el camino para la convocatoria a una nueva jornada electoral. El cierre de las elecciones del 2017 aún está pendiente y ya tenemos encima el tiempo para el inicio del proceso electoral 2018.

¿Cómo participar desde hoy mismo, para que las elecciones que se avecinan, se desarrollen lo más justa y limpiamente posible? ¿Qué experiencia nos deja el proceso electoral de este año?

Creo que existe consenso general en que la tarea inmediata es una sola: trabajar incansablemente para evitar el fraude electoral, tal y como lo vivimos en el Estado de México en la pasada jornada. Impedir que los gobiernos federal y estatal participen activamente, para impulsar a los candidatos del sistema político gobernante. Esta es la asignación que tienen en puerta las fuerzas políticas que buscan un cambio democrático para el país, así como las agrupaciones sociales que intentan abrir espacios para la participación ciudadana, superando los vicios y delitos electorales propios del gobierno en turno.

Lorenzo Córdova habló de las lagunas que presenta la Ley Electoral actualmente; un ejemplo de ello es que no existe reglamentación que defina el actuar del INE, cuando se realizan actos de apoyo a los candidatos del partido político gobernante, a través de programas sociales; si el apoyo se da fuera de las precampañas no es un delito, pero sí resulta políticamente incorrecto y reprobable; ahí no hay manera de que el INE intervenga, pues se carece de marco jurídico; en este momento, ya no hay tiempo, ni tampoco voluntad política por parte de los partidos de la derecha mexicana, para sacar la ley secundaria que está pendiente.

¿Entonces qué puede hacerse al respecto? Quizá comprometer al INE mismo para que promueva un acuerdo entre gobierno y partidos políticos, en el cual se dé énfasis a la responsabilidad moral y política de estos actores en el correcto desarrollo de las elecciones; aunque no esté penado por ley, debe evitarse todo acto que pueda constituirse en conducta antidemocrática, para beneficio de los candidatos del régimen.

De no ser así, la sociedad civil junto con los partidos y fuerzas progresistas del país, deben presionar al gobierno federal y a los estatales, para que no utilicen la misma estrategia sucia que manchó las elecciones del Estado de México con un fraude escandaloso.

Los partidos del sistema (PRI, PAN, PRD y demás satélites menores) han jugado al filo de la navaja en las más recientes elecciones. La participación del Estado, a través de los programas sociales, se hace sin infringir la Ley (ya que falta reglamentación secundaria sobre el particular) y usan estos programas para la compra descarada del voto. En la medida en que pueda limitarse o anularse esta conducta impropia, inmoral y antidemocrática, tendremos más posibilidades de hacer respetar nuestro voto.

No es una batalla que le competa exclusivamente a determinados sectores de la sociedad del país; esto nos involucra a todos y estamos en el momento de tomar acciones para que la contienda del 2018, no presente todos los vicios que se vivieron en las elecciones de este año.

La participación de representantes del gobierno en la entrega de beneficios sociales, antes y después de las precampañas, debe suspenderse totalmente, sin afectar a los beneficiarios. Estas autoridades nunca hacen acto de presencia en la aplicación cotidiana de dichos programas, salvo en los tiempos electorales a desarrollarse.

Esto no es un delito -si se hace antes o después de precampaña-, pero es deshonesto, inmoral y políticamente incorrecto. No dejemos que lo repitan nuevamente en el 2018. Presionemos desde ahora para que se obligue -si no por ley, si por necesidad democrática-, a todos los niveles de gobierno a un compromiso de respeto a la voluntad del pueblo, manteniéndose al margen de los procesos electorales; de no hacerlo así, el hartazgo ciudadano ante tanto agravio y ofensa política, puede conducirnos a escenarios de rechazo violento a los gobiernos que lleguen al poder en forma deshonesta, con el consecuente riesgo de ingobernabilidad y alteración de la paz pública. Teniendo en cuentas que el PRI se ha destacado desde su regreso al poder, por ser una entidad represora, violadora de toda garantía y derecho social, es de suponer que la protesta generada sería enfrentada con toda la fuerza del estado, sin importar el costo por pérdida de vidas humanas y afectaciones materiales. Esto solo generaría más violencia y descontento público.

Si queremos elecciones sanas, es el momento de iniciar la lucha por conseguirlas para el 2018. México se juega su futuro como nación en este evento político histórico y cada uno de nosotros, nos jugamos la herencia que dejaremos a nuestros hijos en el corto plazo. Es tiempo de decidir y actuar; que cada quien tome su lugar y defienda al país desde su trinchera. Es el único camino y depende de nosotros forzar al gobierno a seguirlo.

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