MILITANTES Y SIMPATIZANTES EN MORENA

Hay situaciones en la vida pública que ponen al descubierto complejos mecanismos de comportamiento, en estructuras que creíamos muy sólidas; aparecen grietas que a simple vista no se aprecian lo suficiente, pero que pueden causar daño irreparable, sin no se atienden a tiempo.

En política partidista, suceden de vez en vez estos quiebres, que obligan a quienes militan o simpatizan con un proyecto político en particular, a reflexionar sobre lo bien cimentada que está la base de apoyo que debe dar fuerza y dinamismo a su Partido.

Con motivo de los recientes hechos verificados en la Delegación Tláhuac, donde fueron abatidos los miembros de una banda delictiva, dedicada al comercio de drogas y otros delitos relacionados con el crimen organizado, se han generado una serie de reacciones partidistas, que intentan minimizar daños por la probable participación de autoridades de algún nivel, en el encubrimiento, colaboración o mal ejercicio de funciones en lo referente a estos delitos.

Pero aquí no hay mucho que investigar; el gobierno federal descuidó el área metropolitana desde hace mucho tiempo, permitiendo que los cárteles de la droga afianzaran su dominio en diferentes Delegaciones de la Capital. Ahí, son enteramente culpables los partidos políticos PRI y PAN y no hay manera de que se deslinden de su inocultable responsabilidad.

Por otra parte está el gobierno de Miguel Angel Mancera, muy cercano al PRD; aquí, también resulta evidente y muy sospechoso el ocultamiento a la sociedad, de la presencia de estos cárteles del crimen en la delegación Tláhuac. No se les combatió mientras el PRD fue gobierno en la demarcación, ni tampoco la policía local hizo su trabajo para detener a quienes traficaban, secuestraban y asesinaban impunemente. Hay que recordar que hasta hace dos años, esa Delegación fue gobernada por el Partido del sol azteca. Hay una gran responsabilidad entonces de Mancera y del PRD.

En cuanto a Morena, se puede decir que su participación en el caso es mínima; tiene apenas 2 años su gobierno en Tláhuac y según manifiesta Martí Batres, dirigente de ese partido en la Capital del país, se alertó con tiempo a la autoridad de la Capital (léase Miguel Angel Mancera), de la existencia de estas agrupaciones criminales en la zona, sin que se tuviera respuesta alguna, de parte de quienes debieron intervenir oportunamente, de acuerdo a su responsabilidad administrativa. Se habla también de que los flotilleros de bici taxis, estaban reclutados como narcomenudeistas y que era a través de ellos, que se realizaba el tráfico de narcóticos en esa zona.

De ser cierto esto, el responsable al más alto nivel sería el Delegado político, salido de las filas de Morena. Aquí no hay responsabilidad inmediata, puesto que se requiere una investigación profunda para determinar si lo que se ha dicho al respecto es verdad o simplemente una maniobra política más del PRIANRD, para desprestigiar a Morena.

Ya visto todo el panorama sobre la problemática en Tláhuac, pasamos a la manera en que algunos sectores de la militancia de Morena han enfocado la situación. Primeramente, hacer oídos sordos al problema (grave), para ver si la noticia se diluía con el paso de los días; al no funcionar esto, se optó por hacer evidente la culpa cierta de los demás partidos políticos, pero tratando al mismo tiempo de arropar a la autoridad delegacional en Tláhuac, declarando su inocencia anticipada. Por último, ahora que al parecer, estiman que esto tampoco funciona, intentar colocar la responsabilidad del suceso en la administración anterior, es decir culpar al PRD del problema que hoy le corresponde al delegado en turno. Esto no está bien.

El proyecto de Morena y la figura de Andrés Manuel marchan firmes hacia el 2018; ni candidato ni Partido tienen algo que ver con la crisis social que se vive en este momento en Tláhuac; el caso del que hablamos es una situación aislada que requiere toda la atención de la autoridades competentes, pero que también necesita de la crítica dentro de Morena. Si una manzana está podrida, hay que tirarla de inmediato; no esperar a que otros se den cuenta del problema y hagan de algo incidental, una situación que les dé oportunidad de deslegitimizar a un Partido que camina siempre rectamente y con honestidad probada.

A estos militantes que actúan según las normas de la vieja política del sistema, habría que hacerles entender que Morena se mueve de diferente manera. Este Partido no oculta, no solapa, no esconde delitos de sus integrantes. Morena actúa en el momento y desafilia y presenta denuncias de manera inmediata, trátese de quien se trate. Baste recordar el caso de Eva Cadena y la reacción inmediata del Partido, para dejar en claro que la limpieza política empieza en la misma casa.

En Tláhuac debe suceder lo mismo y esta es la opinión de muchos simpatizantes del Partido: si el delegado faltó a su compromiso como funcionario público, que enfrente y pague las consecuencias de sus actos. Que no intente cobijarse dentro de Morena, porque aquí no caben los delincuentes. Si es inocente, que demuestre con documentos y acciones en su defensa, que su trabajo ha sido limpio y correcto.

Morena camina, Morena va y va muy bien; no es justo que actores de segundo orden manchen el prestigio bien ganado por toda la dirigencia del Partido, empezando por Andrés Manuel. Tampoco es correcto que algunos militantes tengan una visión arcaica de lo que es el quehacer político. Queremos a Morena tal como va, tal como es hoy en día; no deseamos una Partido que por falta de autocrítica se convierta con el tiempo en otro PRD. Este sector militante debe recordar que las elecciones se ganan con los millones de votos de los simpatizantes, no solo con el sufragio de los miles que militan en las filas del Partido. Más autocrítica significa más apertura hacia la sociedad.

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