PEÑA NIETO.- De Represor a Brigadista Sísmico.

Ayer se generaron dos acontecimiento importantes que alteraron la vida cotidiana de nuestro país; por una parte se verificó nuevamente un serio rechazo de la ciudadanía del Estado de Oaxaca, a la presencia del presidente Peña Nieto en esa entidad, donde no se ha olvidado, como la clase política priista cree, el crimen sucedido en Nochixtlán hace unos meses; ese enfrentamiento entre fuerzas federales, contra maestros pertenecientes a la CNTE y población civil en general, se encuentra vivo, a pesar del ocultamiento y silencio del aparato de gobierno y los medios de comunicación vinculados al corrupto sistema neoliberal.

Con todo, Peña Nieto y compañía decidieron que era factible una visita al Estado, para que con el pretexto de una inauguración cualquiera, el titular del ejecutivo presumiera los "avances" de su gobierno que desafortunadamente, solo son vistos por él y los incondicionales oficiales y oficiosos que se ubican en el aparato burocrático y los medios de comunicación serviles al régimen.

Antes de su llegada a la Entidad, se habían preparado bloqueos carreteros, con el fin de impedir el acceso a la comitiva por vía terrestre; por eso prefirieron hacer una entrada triunfal por aire, vía helicópteros. Los profesores pertenecientes a la CNTE lanzaron entonces cohetones a las unidades aéreas, cuando se aproximaban al sitio del evento, con tan especial fortuna que uno de los petardos elevados, dio en el blanco, perforando (aparentemente) el vidrio de una de estas aeronaves. No sucedió nada importante, salvo el miedo natural de quienes viajaban en el helicóptero y que resultaron ser periodistas adscritos a la fuente oficial de la presidencia.

La respuesta del gobierno fue enérgica y criminal, según es su costumbre al reaccionar. Policías Federales sobre todo y municipales, reprimieron el reclamo por la presencia del presidente y por el crimen de Nochixtlán, con lujo de violencia; hay videos y fotografías donde se aprecia a los federales golpear cobardemente (en montón, según costumbre) a maestros desarmados, caídos e indefensos en todo momento. La evidencia gráfica muestra también la saña con que fueron agredidos los profesores, provocándoles heridas de consideración en cabeza, cara y tórax. En este escenario se dio la visita de Peña Nieto a Oaxaca. Mientras dentro de los muros del recinto, el presidente hablaba de logros y avances nacionales, en las calles del Estado, la represión, la brutalidad y la sangre, corrían libremente, obsequiadas por las fuerzas de seguridad del Estado. Una vergüenza más que se suma a la larga lista delictiva de la administración del peor presidente de México, en los últimos tiempos.

Por la noche, después del sismo registrado en varias Entidades de nuestro país, apareció en Redes sociales y en algunos medios de comunicación el presidente Peña Nieto, informando que se estaban tomando las medidas protocolarias del caso, para enfrentar los posibles daños ocasionados por el reciente temblor. Quería mostrarnos que se encontraba al frente de la nación, dispuesto a sacar la cara contra la naturaleza, por fuertes que sus golpes fueran. No sé por qué vino a mi memoria la imagen de Felipe Calderón, vestido de soldado, desfilando en calidad de Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Una figura, cómica, grotesca, ridícula, si consideramos que jamás pasó por la estructura militar y que el nombramiento que disfruta el presidente es más bien simbólico, carente de grado real y del menor conocimiento militar.

Igual Peña Nieto ayer; sabemos que existen planes estructurados previamente para dar atención a las víctimas del suceso, así como para la reparación de los daños generados. Intentar mentir una vez más, diciendo que él verifica en lo personal la desgracia provocada por el incidente sísmico, es tan ridículo como el uniforme de Felipe Calderón; quererse colgar del trabajo de otros en estos momentos, únicamente lo muestra pequeño, vacío y falso.

Lo que debiera hacer en estos momento, es girar las órdenes pertinentes para que todos los maestros golpeados y aprehendidos durante el operativo criminal en Oaxaca, sean liberados; la manifestación es un derecho ciudadano que no puede ser reprimido por autoridad alguna; el hecho de que Peña Nieto no sea popular y despierte el repudio ciudadano en cualquier Ciudad donde se presente, no es delito por sí mismo. Los maestros solo hicieron uso de sus derechos constitucionales, en compañía de la sociedad civil. No hay motivo para que sigan prisioneros.

Eso es lo púnico que esperamos en estos momentos de Peña Nieto. Ya golpeó una vez más a maestros; al menos, que dicte las órdenes pertinentes para que se les libere.

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