¿Qué celebramos este 20 de noviembre?


En esta fecha, como en muchas otras que conforman el calendario oficial del gobierno mexicano, se intenta fijar la Historia de nuestro país, de acuerdo a una visión conservadora y mañosa. Se glorifica el inicio, la consecución y el final del movimiento revolucionario, que intentó modificar la estructura monolítica del porfiriato, haciéndolo pasar como un hecho consumado, muerto y enterrado.

Esta lucha armada no fue uniforme en ningún momento del proceso; había intereses diferentes, causas distintas, entre quienes participaban en la lucha armada. Es imposible considerar de la misma estatura histórica a Francisco Villa y su División del Norte, Emiliano Zapata con el Ejército Libertador del Sur, que a Venustiano Carranza, Álvaro Obregón e incluso, Francisco I. Madero, quienes defendieron cambios moderados en lo que respecta a la distribución de la propiedad y el ingreso nacionales, en contraste con las verdaderas fuerzas sociales, que pretendían la liquidación total del viejo sistema liberal, implementando un gobierno democrático y justo para el país.

No están al mismo nivel estos personajes; sin embargo, nuestras autoridades son porristas apasionados de Carranza, Madero y Obregón, a quienes consideran los reales forjadores del momento actual que vive el país -lo cual agradecen con estos homenajes-, olvidando que quienes realmente intentaron un cambio verdadero, fueron aniquilados vilmente (traiciones, emboscadas, fusilamientos sumarios, como en el caso de Felipe Ángeles), en acciones perpetradas por la clase política de aquel tiempo y a la cual hoy celebran.

Lo que no dice la autoridad nacional es que esta revolución no ha concluido; está en proceso aún y por lo mismo, a la espera de un mejor momento para retomar el rumbo verdadero que dio origen al movimiento popular.

Los ideales por los que lucharon millones de mexicanos en este periodo, siguen sin concretarse: el sufragio efectivo no existe en el país; el voto ciudadano no se respeta, se viola elección tras elección vía fraude; la no reelección es un mito también, pues cambian únicamente los personajes, pero el proyecto nacional, afín a los intereses económicos de la clase privilegiada, se mantiene idéntico, desde hace más de 70 años. La tierra no es de quien la trabaja, sino de aquel que con influencia económica y política, puede hacerse de ella, sin importar que esto signifique el despojo de quienes son sus propietarios originales. Hoy en día "por necesidad pública" se quita la tierra a las comunidades originarias, para beneficiar proyectos económicos nacionales y extranjeros. Los derechos y conquistas laborales se han ido perdiendo paulatinamente, conforme el modelo neoliberal se afianza en un país que vive miseria, inseguridad y subdesarrollo permanentes.

Como ciudadanos ¿Qué festejamos este 20 de noviembre? Parece que lo único importante que podemos aplaudir y recordar con entero orgullo, es la tenacidad del pueblo mexicano por cambiar su suerte, no obstante el empeño de la añeja clase adinerada nacional y extranjera, para que las cosas sigan igual que siempre; solo se hacen pequeñas adecuaciones cosméticas, a las que llaman "Reformas" "Pactos" o "Tratados" para fingir modernidad. Nada cambia en lo profundo del sistema; impera la ley del más fuerte y los beneficios son para unos cuantos, mientras la mayoría se debate en el abandono y las carencias. No obstante esto, la sociedad busca vías de manera permanente, para sacudirse el yugo que la aprisiona desde hace décadas; no se conforma con un destino de víctima permanente y pelea férreamente con un enemigo enquistado en todas las áreas de gobierno y procuración de justicia. No tiene miedo a la lucha, intuye que el proceso revolucionario está en vías de concretarse, si tiene la fuerza suficiente para derrotar legítimamente a quienes se empeñan en mantenerla sujeta e indefensa.

La Historia es un proceso vivo; hay que interpretarlo y reinterpretarlo permanentemente para fijar adecuadamente las coordenadas de nuestro presente y visualizar el camino futuro de la sociedad y el país al que pertenecemos. La gesta revolucionaria está viva y solicita a esta generación, igual que lo ha hecho antes con las que nos precedieron, retomar el camino iniciado y luchar con fuerza para concretar los cambios reales que México requiere. No más fraude, corrupción, reelección disfrazada, acaparamiento de la riqueza nacional en beneficio de pocas manos; no más traición a la patria y a los mexicanos, para beneficiar a los grandes capitales mundiales.

Quien festeje el 20 de noviembre hablando de un proyecto "del pasado", te está mintiendo premeditadamente. La Revolución está viva hoy en día; tan viva como lo ha estado desde su inicio.

Las consignas por tanto sigue siendo: ¡Abajo el Mal Gobierno! ¡Viva la Democracia! ¡Sufragio Efectivo No Reelección! ¡Tierra y Libertad!

En 2018 será escrito un nuevo capítulo en la lucha revolucionaria: el cambio real está próximo y solo se requiere tu voto y la defensa del mismo, para que podamos cerrar exitosamente la página histórica que nos corresponde escribir como generación combativa y valiente.

Piensa en todo esto, al celebrar esta fiesta patria. Piensa en esto al emitir tu voto.

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