LA CALDERONA, O REVIVIR EL FECALATO

30/10/2016

Somos un pueblo rico en tradiciones, con cultura e historia envidiables; en nuestro país, se han desarrollado movimientos sociales de suma importancia, como la revolución mexicana, que fue el primer antecedente de campesinos (en el sur) y ganaderos (en el norte), revelados contra una dictadura añeja y cruel, intentando mover las reglas del juego sobre producción-distribución de la riqueza, en beneficio de los trabajadores y campesinos. Nuestra revolución es anterior a la que se verificó en Rusia, solo que el final de la nuestra significó, desgraciadamente, el surgimiento del cáncer que padecemos hasta la fecha y que lleva por nombre Partido Revolucionario Institucional, el cual pervirtió (y pervierte hasta el día de hoy), la verdadera intención que defendieron con su sangre aquellos auténticos y humildes revolucionarios: la tierra para el que la trabaja, salario justo, sufragio efectivo, etc. Somos también un pueblo generador y exportador de cultura; el movimiento muralismo es cien por ciento mexicano; en las letras destacan Alfonso Reyes, Octavio Paz, Jaime Sabines, etc. Para resumir, somos un pueblo rico en todos aspectos y plenamente orgullos de ello.

Pero así como hay que reconocer toda esta riqueza, es sano también aceptar cabalmente nuestros defectos y entre ellos, uno que nos ha provocado serios problemas en el pasado y que hoy día, amenaza con precipitarnos nuevamente en la peligrosa pendiente de la autodestrucción: hemos sido y somos hasta hoy, una sociedad sin memoria, una sociedad amnésica y repetitiva; somos el pueblo que se ha hundido hasta el cuello en el fango, salido del mismo fatigosamente, para intentar después recorrer el mismo oscuro camino, olvidando todas las penalidades sufridas en el pasado.

Esta maldición, este destino fatal si se quiere, nos alcanza una y otra vez en el terreno político, sin que tomemos las medidas pertinentes para romper el círculo vicioso.

En el año 2000, se pensó que la alternancia política entre PRI y PAN, se traduciría en un cambio sustancial en la vida cotidiana del país, consiguiendo mejoras en seguridad, empleo, salario, menor corrupción, etc. Doce años después y habiendo padecido uno de los peores momentos históricos del México moderno, con la guerra sangrienta implementada por Felipe Calderón contra el narco -no obstante que el Estado es participante activo en ese mercado-, decidimos que era momento de otro cambio; uno real que terminará con el horror y muerte desatados por el pequeño panista (FECAL), irresponsable y dipsómano. Pero en lugar de buscar una opción diferente, muchos mexicanos fueron deslumbrados por el producto preparado por Televisa y otros medios -que responde al nombre de muñeco Peña Nieto-, votando por El Nuevo PRI y sus históricos candidatos corruptos; se nos olvidó, el pasado infame de este partido; se nos olvidaron más de 50 años de gobiernos criminales y corruptos; olvidamos el 68, el halconazo, FOBAPROA, el rescate carretero; se nos olvidaron Gutiérrez Barrios, Durazo, los Salinas, Zedillo, Díaz Ordaz, los asesinos de Colosio, etc., y nos hundimos en el fango que representan los gobiernos emanados del PRI. Hoy, hay que sumar a la masacre del 68, las recientes en Ayotzinapa, Tlatlaya, Nochixtlan, Apatzingán, así como los campos de exterminio localizados en Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, Oaxaca y recientemente en Patrocinio, Coahuila.

Vemos la corrupción generalizada de este gobierno -del presidente de la República para abajo-, su voracidad insaciable y el insano deseo de enriquecimiento a costa del erario público, sin importar la crítica nacional que a diario los señala viles saqueadores; vemos la inseguridad, el hambre, la falta de justicia que imperan en el país y decimos decididamente Ya Basta!, hace falta un cambio.

Y los medios de comunicación, nuevamente, empiezan a prepararnos el siguiente producto; una mujer -para que notemos el cambio de género al menos-, sin pasado político, sin trayectoria alguna y esposa de uno de los criminales políticos más odiados en el país, es la elegida.

Nos proponen el regreso del PAN a la presidencia de la República, de la mano de Margarita Zavala, "La Calderona", tan opaca, tan pequeña como su esposo Felipe y con un pasado preocupante: le consiguió chamba millonaria a casi todos sus familiares; protegió a su prima, dueña de la guardería ABC, donde murieron quemados 46 niños y 106 resultaron heridos, impidiendo que pisara su familiar la cárcel, como en justicia correspondía.

Hoy, las preguntas que deberemos analizar y responder son: ¿olvidaremos los mexicanos nuevamente nuestro pasado inmediato? ¿buscando un cambio real, caeremos en manos del corrupto PAN, para repetir el FECALATO con todo su horror y violencia? ¿no fueron suficientes 12 años de panismo incompetente? ¿le compraremos a Televisa y otros medios su espantosa muñeca "La Calderona", con todo lo que esto implica? ¿o seremos capaces de elegir una opción nueva, diferente y sin negro historial?

Si la amnesia histórica, si el olvido fácil nos afecta nuevamente, como enfermedad recurrente, veremos a "La Calderona" con su consorte Felipe, al frente de un Estado que se cae a pedazos.

Si rompemos el círculo vicioso, nos daremos cuenta de que existen otros proyectos que proponen un México sin corrupción, sólido económicamente y con beneficios reales para la ciudadanía trabajadora del país.

2018 será el año del cambio o el de la repetición de un error histórico; en nuestras manos estará romper el maleficio que tanto ha costado al país y para eso solo se requiere un poquito de memoria, análisis y convicción, al momento de elegir candidatos. 2018 nos dará nuevamente la opción y de nosotros dependerá lo demás.

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